Muchas y variadas versiones anecdóticas han tratado de explicar el
origen de la burrita blanca, todas ellas con algún
grado de credibilidad. Según cuenta una de ellas, hacia 1936, el ingeniero Juan de Dios Bátiz, impulsado por el entusiasmo de grandeza para el Instituto, “mandó alambrar la mayor extensión posible de terreno, seguramente avizorando la expansión futura del Instituto, y al
hacerlo los jóvenes estudiantes, que siempre trabajaron a su lado,
dejaron dentro del cerco una burra blanca, cuyo dueño fue a reclamarla al maestro Bátiz quien, con la gracia y picardía
combinadas con la formalidad que lo caracterizaban, le dijo: Toma
los pesos (sic) que vale la burra, porque va a ser la mascota del Politécnico. Así nació el símbolo deportivo del IPN.”
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